miércoles, 28 de marzo de 2012

Museo de los horrores

Tengo en casa un "Museo de los horrores", jajaja, aunque para mis hijas son sus muñecas. Son la serie de Barbies, princesas Disney y Winx que tienen y que, puedo decir con orgullo, yo no les he comprado.

Yo de pequeña tuve la Nancy, la Barriguitas, la Alina... pero nunca tuve una Barbie. Supongo que eran más caras y siendo que éramos dos niñas en casa, había que mirar la pela. Y el caso es que no sé si alguna vez se la pedí a los Reyes o por el cumpleaños, pero si me acuerdo que la hija de una vecina de calle tenía varias y que alguna vez jugamos con ella y sus Barbies. Sin embargo no me ha quedado dentro aquella frustración de "como yo no tuve aquello, a mis hijas que no les falte". Creo que no tenía ni el más mínimo deseo de tener la dichosa Barbie y, es más, les tengo bastante manía. A parte de la connotación sexista de tía buena rubia y sin cerebro que ha tenido durante años (pobres rubias naturales, qué flaco favor les ha hecho Mattel), y que desde hace algunos años intentan corregir sacando Barbie ejecutiva o Barbie abogado, es que me parecen completamente deformes. Esas piernas más largas que un día sin pan, ese pecho desproporcionado, esos pómulos... y esos pelos largos hasta la cintura. En fin, que físicamente son de un horroroso que me dan pavor.

Y las princesas Disney no se quedan atrás, quizás no son tan deformes como la Barbie, tienen un cuerpo un poco más natural, pero vaya, también tienen su cosa, yo les veo la cabeza algo más grande de lo que debería. Y, bueno, los pelos, lo mismo, largos largos, todas unas leonas. La última adquisición de esta cuadrilla ha sido Rapuncel, aquí lo del pelo largo está justificado claro, aunque la versión con pelo corto (del final de la peli) por lo visto no vende, porque yo no la he visto. Y que han sufrido una curiosa transformación a lo largo de los años. En la peli de Blancanieves tiene los ojos normales, por decirlo de alguna manera, pero si ahora miras un dibujo de Blancanieves, ¡¡le ocupan media cara!! Igual que a Rapuncel, aunque ésta ya ha sido creada con ojazos no sé si en un intento de acercarse al manga.

Y qué decir de las Winx, otra panda de ojazos desproporcionados y cuerpitos adolescentes con minivestidos. Eso sí, éstas introducen la novedad del pelo de colores, que tampoco me parece mal. Y que son las únicas que se tienen en pie por sí solas, porque no consigo que estén ordenadas si no las coloco en equilibrio y como al pasar le des un golpe sin querer al mueble en el que están, adiós, se desmoronan, ni descalzas ni con zapatos, no se tienen. Rectifico lo dicho al principio, Bloom, la única Winx que tienen, sí se la he comprado yo... una mancha en mi impecable historial. El resto se las han ido regalando, en el último cumple a mi hija mayor le regalaron las 2 Barbies y Rapuncel, pero es que todas sus amiguitas tienen las habitaciones literalmente tomadas por estas muñecas y cada vez que vamos a casa de alguna, alucina.

Con estas muñecas como modelo, nos quejaremos en el futuro de que las niñas quieran estar delgadas... Por supuesto, no serían el único factor responsable de esto, pero ya desde peques se nos va inculcando una imagen un poco fantasiosa del cuerpo de la mujer. Habrá que trabajar para que nuestras hijas no se pongan como meta ser una Barbie.

En fin, de todas maneras, me consuela que la mayor no juega mucho con ellas, de vez en cuando se acuerda y coje una, pero todavía le apetece más jugar con las muñecas tipo bebé, pasearlas, cambiarles de ropa o darles el bibe. Y la peque es la que mejor ha entendido para qué sirven estas muñecas con cuerpo largo y delgado y una mata de pelo largo en la punta: las coje y va barriendo por toda la casa con los pelos de la muñeca, simplemente, es genial.

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